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HUMILDEMENTE OS SALUDA UN AMIGO:

MIGUEL ÁNGEL ROJAS


ENTRADAS

ESCRITOS Y ENTRADAS

viernes, 23 de abril de 2010

MAGDALENA VE LA LUZ


Nació en los años cuarenta del siglo pasado, para ser mas exactos en el año 1944. En una Sevilla distinta por el paso del tiempo (casas de vecinos por enormes bloques o antiguos palacios por conocidos grandes almacenes), pero igual con la misma esencia y con el mismo cariño en cada detalle. En eso esta ciudad continua siendo la misma que en aquellos tiempos.
Sin ser ciega cuando nació no vió la luz que esperaba. Ella esperaba otra luz, mas clara y con más destellos de brillo. Aún así siempre supo por intuicion propia que no estaría mal en su próximo destino, tenía tanto amor y cariño que ofrecer dentro de si misma y tanta confianza que sabía que estaría bien acompañada por el Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Solo pensaba en la luz, una luz que escuchaba hablar de ella y todavía no conocía. Ya se entero de que todas las que estuvieron en su lugar, no siempre llegaron a la siguiente luz y algunas la última luz que vierón fué distinta, sin claridad y sin ningun destello de brillo sino todo lo contrario, una luz oscura y tenebrosa por los desagradables incendios ocurridos. Ya sabía lo que algunos habían hablado, aunque solo daba amor y cuando tenía lugar pensaba en si llegaría a ver su primera luz.
Pasaron algunos meses, pero la luz no se le quitaba de la cabeza, era como pensar en el final o quizas en el principio. Cambiaron su lugar al paso de salida, aquel que le llevaría hasta la luz, aunque lo desconocía, solo pensaba que era una nueva ubicación para estar más cerca que núnca junto a su Santisimo Cristo de la Buena Muerte. Ahora se sentía segura de sí misma, le clavaba su mirada con tanta fuerza que llegaba a olvidarse de la luz.
Sucedió algo inusial para ella, sentía movimiento, se movía al mismo tiempo que el Santisimo Cristo. Poco a poco y casi sin darse cuenta se acercaba cada vez más a la luz que siempre había soñado. En solo unos instantes por fin se encontró cara a cara con la ella. Núnca la imaginó de esa manera, núnca pensó que la luz fuese tan fuerte, que le costaría hasta clavarle la mirada a su señor. La luz le llegaba de todas partes, una luz llegó del cielo azul sevillano del Domingo de Ramos de 1945 y la otra luz de los miles de devotos que igual que ella clababan su mirada al Santisimo Cristo de la Buena Muerte. A partir de conocer la luz, sólo pensaba en las que no volvieron a ver la siguiente y en si ella misma volvería a sentir de nuevo la luz soñada.
Cada Domingo de Ramos al salir la hermandad de la Hiniesta, María Magdalena vuelve a reencontrarse con la luz que tanto ha soñado a lo largo de su vida. Cada Domingo de Ramos Maria Magdalena vuelve a nacer en San Julian.

Miguel Angel Rojas.

2 comentarios:

  1. en una palabra.. IMPRESIONANTE... que dulzura al hablar, al expresarte.. eso es una redaccion y lo demás tonteria.. hay que vivirla y sentirla para escribir asi.. me encanta la manera de escribir y expresar tus sentimientos, un abrazo amigo!!!paula

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