AQUÍ DEJO MIS PENSAMIENTOS, MIS VIVENCIAS. MIS ANÉCDOTAS, MIS EMOCIONES, MIS...

HUMILDEMENTE OS SALUDA UN AMIGO:

MIGUEL ÁNGEL ROJAS


ENTRADAS

ESCRITOS Y ENTRADAS

domingo, 25 de julio de 2010

LA PASION DE UNA CORNETA

 Esto no es mi historia, esta historia es de mi instrumento musical.

 Todo empezó en los años noventa, para ser exactos en el invierno de 1.990, en unas noches frías y oscuras dentro de un patio de colegio. Esos días, por primera vez sentí el tacto de un metal en mis labios, un metal al que me enamoraría cada vez más, un metal llamado corneta, una corneta prestada, una corneta vieja y sucia, una corneta que algún tiempo después empezó a tener sonido, un sonido poco dulce y algo desafinado.

 Unos meses más tarde mí "padre" y mí "madre" con mucho "amor y sacrificio" lograron regalarme una corneta nueva y radiante, una "señora" corneta, con un brillo que parecía ser de otro metal mucho más preciado, ella se dejaba querer, se dejaba tocar, sería para mí la más grandiosa de todas las cornetas que conocí, con ella sentía algo distinto a todas las demás, parecía tener sentimientos, sabía cuando estaba más o menos animada.

 Al llegar la cuaresma de 1.991 tuvimos los primeros conciertos, me puse mi primer uniforme de una banda hoy día extinguida. Nos esperaría una primera semana santa inolvidable, porque aparte de tocar en muchos pueblos tuvimos la oportunidad única de ir abriendo paso en dos cofradías de "Triana" . En la Esperanza, sintiendo desde dentro de un cortejo la "esencia" de una "madruga sevillana" y en mi Hermandad de la Estrella. Quizás esto nos marcaría para el resto de nuestras vidas, poniéndonos como meta acompañar a mis "penas de triana".

 Ese mismo año cambiamos el estilo de banda, comenzamos en una agrupación musical y ahora sería una de cornetas y tambores, esta banda curiosamente aún sin construir, sin uniformar y sin ni siquiera una marcha, pero apostamos por el cambio, como todo en el trascurrir de nuestra vida musical el comienzo fue muy duro e intenso pero al mismo tiempo generoso por poder lograr todo lo conseguido. La primera semana santa con esta banda pasó sencilla pero llena de emociones abriendo el cortejo de su hermandad, con sólo cinco marchas de repertorio y con chaquetas azules y pantalones grises como uniformes. Esos serían los primeros andares de una banda juvenil y posiblemente los nuestros. Pasando una breve, pero maravillosa Semana Santa.

 En los años siguientes, mi corneta me acompañaría siempre a todos los actos de la banda, al mismo tiempo que crecíamos musicalmente, acompañando a las cruces de guía de la Borriquíta, San Gonzálo, Las "Cigarreras" y La Trinidad y teniendo la oportunidad de ir juntos detrás del Señor atado a la columna y entrar en nuestra primera grabación de un disco.

 Al finalizar la semana santa de 1.996 mi corneta se sentía triste y sin ganas de continuar, ya conocía que lo dejábamos, ya conocía que no volveríamos a los próximos ensayos. A ella la dejé donde siempre durmió, en su maletín y allí se quedo cerca de cuatro años. Solo la visitaba muy de vez en cuando y la encontraba- inmersa en su soledad y su tristeza.

 Después de esos casi cuatro años de alejamiento entre mi corneta y yo. Por fin volvimos a encontrarnos frente a frente en un ensayo de una gran banda de cornetas y tambores. Ella no lo creía, ella seguía sin ganas de continuar y sin el sentimiento necesario para volver a pasearnos juntos por las calles de Sevilla. Pero no sería así. Conforme pasaba el tiempo más ganas tenía de reencontrarse con sigo mismo, más sentimiento le salía de dentro de su campana y más cerca estaba del comienzo de la semana santa. Una semana santa que comenzó un Domingo de Ramos sin "sol" y con intermitencias de fuertes chaparrones, llegando a pensar que por primera vez, nos mojaríamos tocando en una semana santa, pero caprichos del destino la Borriquita saldría junto al amor, cambiando los rayos de sol por agradables brisas de noches primaverales. Continuando un Lunes Santo en Las Aguas. "El Prendimiento" un Miércoles Santo. Un Jueves Santo en la Oración en el huerto de Montesion y terminando esa semana santa y algunas posteriores en el nazareno de la O.

 Un Viernes Santo de principios de este siglo, entrando el nazareno por su calle Castilla, noté mi corneta fría pero al mismo tiempo, con mucha presencia y con una fuerza grandiosa. Parecía quedarse sin alma, parecía quedarse sin sentimiento, parecía dar sus últimas notas, parecía que sabía que tardaría en volver a sonar.

 Aquí empezó su decadencia. Otra vez Casi sin darnos cuenta, volvíamos a estar alejados el uno del otro y alejados del encantador mundo de las bandas. Un mundo que por segunda vez abandonamos y esta vez sería más tardía la vuelta. Ya nos hacíamos mayores. Ahora ya no la veía como una "gitana" guapa con pocas primaveras, ahora la miraba y sólo se me representaba en una mujer anciana en la última etapa de su vida. Ahora volvía a quedarse sin sonar. Ahora pensaba que ese sería su fin. Ahora más que el fin sería el principio de casi una década sin desahogarse y sabiendo que no pudo culminar su sueño. Ya apenas nos veíamos, ni siquiera para tocar alguna estrofa de cualquier marcha clásica. Sin embargo donde yo iba, ella siempre venía. Conoció mi nueva vida. Conoció a mi mujer y a mis hijos, dejándose tocar por uno de ellos, pero ella seguía encerrada en si misma sin un gramo de "esperanza" y casi sin recordar su último momento "triunfal" "en triana".

 Pasaron casi siete años desde que nos despedimos. Casi sin creerlo volvimos a participar en otra gran banda. Yo recordando mis inicios y ella en un lugar inapropiado para su sentido de la música. Parecía que no era ella, que la que sonaba era otra, como queriéndose despertar de una pesadilla indeseable, aunque al final regresamos juntos a la campana un emotivo Lunes Santo con el impresionante señor de la "Redención" y un Jueves Santo volvimos a tocarle a la Oración en el huerto. Única cofradía que tocamos con dos estilos de bandas. Esa misma semana santa, nos encontramos a un "compañero"(suker) de los de nuestra juventud y nos animó a regresar a nuestro estilo. Un estilo que haría despertar de verdad a mi corneta y a nuestra manera de ver la musica.

 Desde entonces luchamos a contratiempo para culminar aquella quimera que perseguimos toda una vida. No creíamos poder conseguirlo, un día estaba perfecta y al día siguiente aparentaba estar enferma, casi sin fuerzas. Llegando la cuaresma del 2.010 ya su capacidad no era la misma, le costaba terminar un ensayo, en algunos momentos sus notas eran muy claras y otros momentos todo lo contrario. Todas las que tenía a su alrededor eran cornetas nuevas con pocas semanas santas, mientras que ella ya con bastantes primaveras, sólo le quedaba el coraje y la madurez de un instrumento consumido por el paso de los años.

 El 28 de Marzo de éste mismo año por fin pudo culminar el sueño de su vida musical poniendo de colofón volver a entrar en Campana. Sin embargo, esta vez, sería muy distinta a las demás Campanas, esta vez, acompañaría al señor de las Penas de nuestra hermandad de la Estrella. No lo tenía tan claro, creía que todo era un espejismo, sin apenas asimilar lo que ocurría se le escapaba el día, aunque todavía le quedaba un fascinante Lunes Santo en dos hermanas notando por primera vez en nuestras vidas el agua de una lluvia inesperada y perversa sobre un prodigioso misterio de la Presentación al Pueblo. El Miércoles Santo tras el Santísimo Cristo de la Salud de San Bernardo, al que muchos dicen que no está muerto sino dormido. El Viernes santo cerramos la semana santa de Triana tras el excelente y portentoso crucificado que agoniza en sus últimos momentos. Mientras tanto, más que sonido, de la campana de mí corneta salían lamentos.

 Al pasar la semana santa de 2010 me pongo a escribir estas humildes, sencillas y delicadas palabras en homenaje al instrumento que me acompañó hasta este momento, al mismo tiempo se me fueron cayendo sobre el papel algunos nombres de muchas de las marchas que pudimos interpretar a lo largo de los años.

 Ya han pasado casi veinte años desde nuestro inicio. Dejando nuestra musica por los rincones de nuestra ciudad. Atrás quedaron para ella momentos de alegría, momentos de gloria y hasta momentos de angustia. Para mí quedó la nostalgia de no tenerla conmigo. Ahora solo queda para adornar el rincón más sentimental de mi hogar junto a otros recuerdos semejantes.

 Con mi joven corneta empiezo una flamante relación musical en la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas con mas ilusiones y con deseo de que mí nuevo instrumento cumpla al menos la mitad que MI CORNETA.
                  
 Miguel Angel Rojas

2 comentarios:

  1. me a encantado la historia de tu corneta y sueño por tener una parecida yo
    de tu amigo luis

    ResponderEliminar
  2. No me esperaba; la verdad esa facilidad de pluma, pero si que conozco sobradamente el sentimiento que expresas ya que muchos de esos momentos los he compartido contigo, pero con mi costal.
    Enhorabuena hermano me ha encantao la verborrea que derrochas.
    Por cierto, en la fotito de los Rojas pareceis los Calis... flamencoh ... que soih mu flamencoh.
    Si no lo sabes, te lo adelanto. Los Angeles ya es hermandad, así que este viernes de Dolores... nazarenos a la calle.
    Un fuente abrazo para toda la familia.
    Ah, se me olvidaba, mañana 23/10/2010 a las 19:00, se inaugura el curso en la escuela de saetas de la Cena (pa que se lo digas a Jesús, por si se anima este año).
    Salud para todos.

    ResponderEliminar