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HUMILDEMENTE OS SALUDA UN AMIGO:

MIGUEL ÁNGEL ROJAS


ENTRADAS

ESCRITOS Y ENTRADAS

miércoles, 27 de agosto de 2014

RENACER


Para todos los que por una cosa u otra no pudieron leer el escrito del disco de la banda Amor de Cristo, aquí os lo dejo.
Inevitablemente el tiempo no suspende su marcha, las personas, las culturas, las tradiciones, al igual que las ciudades se renuevan salvando cada nueva época. Antiguamente se transitaba con carros tirados por bestias, ahora se conducen rapidísimos coches de altas cilindradas. Antes paseaban hermosas cigarreras vendiendo tabaco a granel, actualmente cruzan personas con una prisa abusiva. Nuestra Torre del Oro, esperaba ansiosa avistar ¨el galeón¨ llegado de las Américas, hoy en día se conforma con ver embarcaciones de recreo. La evolución se palpa en el ambiente, algunas veces para bien, aunque desgraciadamente y en su mayoría para mal. Perdiendo un patrimonio descomunal, como el insignificante recuerdo que nos queda de las puertas y murallas que rodeaban la urbe. A nuestros días son escasas las costumbres, por no mencionar los monumentos que aun subsisten el maltrato de los siglos. Sin embargo antes de tener su actual nombre, poseyó otros como ¨Híspalis¨ o Isbiliya, sin perder nunca su exquisita identidad, en cualquier momento, cualquier plaza, calle o rincón se puede intuir la esencia, una esencia que sin saber el cuando, ni el cómo, ni el porqué, te encandilan y te hacen encontrar la “paz en tu corazón”.
En Semana Santa se recrean momentos idénticos a los que vivieron nuestros antepasados. Una de las muestras más destacadas para trasladarnos al pasado, indudablemente es la entrada de la primitiva hermandad del Silencio en la Santa Iglesia Catedral, un templo que sigue firme tras superar distintos pasos de ideologías y religiones. Ésta tierra mantiene el martirio que pasó nuestro Señor, admirándolo cada año en el "sentir de un padre”. Un padre cansado, dolorido, agónico y resucitado. Pocos son los sitios donde se puede expresar una escenificación tan asombrosa. Por eso aquí, Señor, sigues vivo, acompañado de tus discípulos al tomar la última cena en Los Terceros, indicándote Judas el principio de la pasión con las 30 monedas que sostenía, para después, traicionarte junto a un olivo un lunes santo en Santiago. Abandonado te dejaron en Santa Genoveva, aunque tu apartado barrio del Tiro de Línea, jamás te dejara sólo. De Blanco te vistieron por mantener Silencio frente a un perverso Herodes en San Juan de la Palma. Tal y como él predijo, entre la multitud de la calle feria, San Pedro “tres veces le negó”. En San Benito te presentaron, para llevarte a los Remedios a profanar tu cuerpo y azotarte sin clemencia. Irremediablemente tuviste que tener como testigo al arco de la Macarena para que te sentenciaran a muerte. Antes de ser crucificado, te coronaron de espinas en La Anunciación, burlándose de ti en San Esteban y entregándote la cruz una mañana blanca en el barrio del Porvenir. En alguna parte de San Lorenzo soportaste el peso de nuestros pecados y no podía ser de otra manera que aguantar tu tercera caída en la calle larga de Triana. Cuanto dolor sufrirías al clavarte en ese madero cerca de Santa catalina. Fueron Siete las palabras que dijiste en el contorno de san Vicente, perpetuando las de: ¨Madre mía¨, he aquí tu hijo. Hijo, He aquí tu madre. En el Patrocinio, continúas aguantando tu última expiración sin dejar de mirar un cielo que se inunda de nubes confusas cada vez que logran ver tu rota mirada. En San Martin una lanzada atravesó tu pecho frente a las tres Marías y a tu discípulo amado, presenciando tu buena muerte en San Julián. Los Santos Varones con mucha finura, dulzura y afecto, utilizaron sabanas para bajarte en la Magdalena, y ponerte a los pies de tu Santa Madre en el Arenal, trasladándote al sepulcro en San Andrés con un recogimiento majestuoso, para más tarde, ser enterrado en San Gregorio. Lo más admirable y sublime de esta ciudad es que cada año todo vuelve a nacer y a revivir, por ello Jesús Resucitó una mañana en santa marina.

Esta bendita tierra de María, tiene y tendrá esa lealtad que tanto la caracteriza sobre todos los poblados que posee en su regazo. Uno de esos pueblos casi le da la mano, los separa un río que dulcemente baña cada orilla con un gusto como sólo sabe hacerlo nuestro querido Guadalquivir. En San Juan de Aznalfarache se encuentra el tesoro mas ignorado de todos estos alrededores, la antiquísima muralla construida por el califa Almanzor en la época almohade, en aquel tiempo esa tierra era conocida como Hisn Al-Faray, que significa Castillo del miradero, situado en el cerro de chavoya. Por esa muralla pasaron romanos, visigodos, musulmanes, hasta que en la reconquista de Sevilla, fue entregada a la Orden Militar de san Juan de Jerusalén, pasando a manos del cristianismo. Después de tantos acontecimientos este lugar ha vuelto a levantarse, una y otra vez, cortejando constantemente a su gran muralla, una muralla que permanece mirando al frente con el poderío necesario para proteger a su reina. Cada noche cuando la ciudad duerme, desde ese mirador se puede sentir como "sueña Sevilla".

Citando la historia de la ciudad, un siglo es algo insignificante. Por el contrario, sí contamos a un niño de Seis años, que hace casi diez años del nacimiento de la banda, lo más natural es qué se sorprenda por la lejanía en el tiempo. Es innegable que Amor de Cristo lleva un período bastante corto, aunque muy consistente y dinámico, sin dejar de olvidar el sacrificio, la angustia, las dificultades que llegaron a pasar. En la actualidad hacen honor al progreso, sin renunciar al clasicismo bebiendo de los grandes autores de música cofrade. Este estilo, no sólo se crea, también se siente, entiende y quiere, de este modo les será más sencillo abrir nuevas sendas y pasear melodías con más soltura. Tal vez, ésta sea la salida de un largo viaje que les queda por recorrer y así poder sorprender con nuevas pinceladas de cornetas. Hay gente que reza lo que sabe, unos lo hacen con un Padre Nuestro, otros con un Ave Maria, otros muchos ni siquiera saben saberlo, solamente con mirar a sus imágenes les basta, les hablan, ruegan y piden con gran devoción, sin embargo los privilegiados de esta formación cada día al reunirse rezan tocando. Esta banda tiene una similitud brutal con la de su pueblo y su muralla. Si este pueblo supo brotar tantas veces como lo dañaron, esta banda pudo ¨Renacer¨ de las pocas cenizas que permanecían en las raíces deterioradas de la extinta agrupación. Si el pueblo atravesó distintas creencias, la banda tuvo diversas directrices musicales. Si el pueblo es el más impresionado y el que más disfruta cada viernes de dolores, la banda lleva a gala la humildad, para intentar tocar como los Ángeles. Si el pueblo cada Sábado de Pasión sabe transmitirle Amor a su Cristo, la banda lo lleva grabado a fuego en su nombre. Si el pueblo aun en nuestros días sigue protegiendo con su muralla a la ¨madre y soberana¨ ciudad de Sevilla, la banda es capaz de afrontar grandes desafíos para cuidar su merecida trayectoria.
Cada atardecer al perderse tímidamente los últimos rayos de sol, la poca claridad comienza a expirar, la oscuridad se hace dueña de las calles, para que triunfe la noche sobre el día y así surja una fusión misteriosa entre pueblo y banda. En esos instantes todo se hace una quimera entre ambos que es imposible de remediar. Mientras uno le susurra al oído, la otra le contesta con notas dulces y amables, como si se tratase de una conversación entre padre e hijo. A veces, tienen diálogos tiernos y alegres alentando el pueblo a su banda, para seguir luchando sin dejar de bajar los brazos, otras muchas se expresan con tonos más estrictos y el pueblo les exige ímpetu en cada compás. Obviamente el pueblo siempre animara a su banda expresándole su respaldo, su cariño y su amor. Aunque todo no es placido, constantemente ocurren momentos tristes para un pueblo que asume la soledad cada vez que la banda se despide de su espacio. Entonces todo cambia, ya no le susurra, ahora le habla, pidiéndole que vayan siempre de frente, otras les pronuncia su confianza deseándole suerte. Sin embargo las salidas más señaladas y con más entusiasmo son sin duda alguna, cuando baja a su capital y el pueblo le dice:
- Que orgulloso me encuentro cuando ¨por Sevilla vas…¨

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