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HUMILDEMENTE OS SALUDA UN AMIGO:

MIGUEL ÁNGEL ROJAS


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ESCRITOS Y ENTRADAS

jueves, 26 de marzo de 2015

¿QUIÉN ES EL PROTAGONISTA?

Dedicado a todos los que sienten, viendo cofradías. A los que rezan con un instrumento. A los que aman la semana santa. A los que sufren bajo un paso y a todos los cofrades de verdad, porque muchos, hemos sido testigo de infinitas alteraciones que han dado nuestras vidas en estas últimas décadas. Vivimos la transición española, pasando de una dictadura a una democracia, hoy en día en estado crítico. Las tecnologías, avanzan con una rapidez de vértigo que sacuden la distancia, para, cada vez, alejarnos más, de nuestras vidas cotidianas. No hay ni un solo instante que dejamos de vivir cambios en nuestro alrededor. La ciudad de los sueños, no podría ser menos, sembrando setas y edificios desorbitados, replanteando una ciudad para peatones, donde se puede admirar relajadamente, como fue y como la han dejado, si es que han llegado a tocarla. Porque el alma de ésta ciudad seguirá siempre impoluta.
En Sevilla se venera permanentemente a la virgen María, siendo una de las urbes más marianas, donde las tradiciones son inagotables, donde las magníficas fiestas populares se extienden por la mayor parte del calendario, donde se enseña desde la niñez a diferenciar el dolor de un Cristo en la cruz con el revuelo de volantes en una tarde mágica de feria ó con el aroma a romero en una mañana blanca de corpus.
Quizás, muchos de aquellos niños no prestaron la suficiente atención a sus mayores, convirtiéndose así en los actores de este peculiar drama que invade el conjunto de celebraciones de esta lastimada y deteriorada ciudad. Naturalmente en nuestra Semana Magna, es cuando estos actores de pacotilla mejor se desenvuelven, apareciendo en multitud por todos los rincones y sobre todo poblando cualquier barra de bar, para alardear de lo que no son y olvidarse, más si cabe, de lo que hicieron nuestros antepasados por mantener la tradición por el paso de los siglos.
En los últimos años se esta dejando en segundo termino lo que más interés y protagonismo tiene. Esta fiesta primitiva donde las haya, deja de ser respetada, para pasar a ser maltratada por individuos que se creen superiores o incluso imprescindibles. En muchos de los pasos de misterios de Sevilla, suele estar nuestro Señor Jesucristo, María Santísima y el resto son imágenes secundarias. Pues esto parece que ha cambiado, ahora se considera, que todos los que están encima de un paso, sea cual sea, son imágenes secundarias. El mayor protagonismo de nuestra Semana Santa, no se lo llevan las imágenes que están durante todo el año en sus altares de culto, recibiendo a los que de verdad le piden, le ruegan y le aclaman. Permaneciendo algunas de ellas, en la mas oscura de las soledades, arrastrando el tiempo al son de la poca cera que las iluminan. Tampoco recogen más protagonismo cuando son paseadas en sus altares móviles, altares que para Sevilla son nuestros pasos con esplendorosas canastillas, candelabros encogidos, respiraderos dificultosos de observar el interior, altos varales, bambalinas sostenidas por ángeles, techos de palio donde nos llevan al mismo cielo. Pasos que sin imágenes y sin salir a la calle a realizar su Estación de Penitencia no tienen ningún sentido, pues ese es su verdadero fin, realizar la Estación de Penitencia a la Santa Iglesia catedral. Sin embargo, en estos tiempos que vivimos de altas velocidades, el protagonismo se lo llevan otros.
Nuestra Semana Santa es mucho más que personas de alto nivel económico, ataviadas de elegantes trajes de chaqueta esperando la foto junto al altar de su hermandad, ignorando, en la mayoría de las veces, qué imagen tienen a sus espaldas. Para muchos, un cofrade cualquiera es menos valorado que cualquier enchaquetado, de los que tienen su sitio en una de las sillas privilegiadas y en la mayor parte de los casos, suele ser desmerecidas, para ni siquiera echar cuenta de la cofradía que pasa por delante de su estirada chaqueta. Personas que, miran más con quien pueden estar sentados, con quien pueden relacionarse, que disfrutar del encanto y del sentimiento de una cofradía en la calle.
Nuestra Semana Santa es mucho más, que esa cantidad pasmosa de señores y señoras que creen ser músicos. Sin ni siquiera en muchos de los casos interpretar un compás musical dignamente. Estos Musiquitos, no rezan tocando, prefieren deleitar a sus fans en conciertos legendarios, esperando aplausos, cómo si de una limosna se tratase. Musiquitos que, utilizan su tiempo libre, para grabarse a solas e intentar, demostrar en su vida virtual, las notas tan altas que son capaces de dar, la técnica tan sofisticada que ofrecen, pero siempre, para ir buscando, como no puede ser de otra manera, el protagonismo ante sus súbditos. Generalmente estos personajes, nunca se fijan del que tienen a su vera. Ese qué, si sabe lo que es rezar con su instrumento. Ese qué, dedica sus horas de ensayos pensando en ser la banda sonora del dolor de Nuestro Señor y de su bendita madre. Ese qué, hace llorar su instrumento en determinados momentos, sin necesidad de destacar. Ese es el auténtico Músico de Sevilla.
Nuestra Semana Santa es mucho más qué, costaleros de Renombre. Los mismos, que en esta historia, piensan, que son líderes de una legión de impresentables que luchan por sacar el máximo de pasos, para apuntarlo en un efímero currículo, sin importarles si encima va el Señor ó su Santísima Madre. Los mismos personajes que van mendigando un sitio, para a su vez ir escupiendo kilos a compañeros, son los que hacen que los auténticos costaleros tengan lesiones de por vida. Porque, realmente su fin, es el de pasearse con su disfraz, cómo si de un carnaval se tratase. Seguramente muy en su interior quisieran ser cómo esos Costaleros que da igual como vistan, tirantas, pantalones remangados, costales tapando los ojos o quizás todo a la vez, pero son Costaleros de verdad. Costaleros que quieren la imagen que llevan. Costaleros que sufren por y para el compañero. Costaleros que siempre eran, son y serán anonimos. Costaleros que, a veces, sin saber rezar, lo hacen a su manera y con fuerza por quien lo necesita.
Nuestra Semana Santa, es mucho más que esos personajillos que graban todo lo que ven y conocen a la perfección el nombre de todas las ¨estrellas¨ que destacan en cada jerga. Los "grabatodo", culpables de las mareas de camaras, móviles, tablets, y un largo etcétera,  que pueblan cada delantera de los pasos. A veces, van más allá y sus grabaciones las dedican a los musiquitos antes mencionados, para a su vez, ignorar más si cabe el trascurrir de la cofradía.
Nuestra Semana Santa es mucho más que todo eso, es el sentir y el saber de un pueblo que ha subsistido en el tiempo los sentimientos sobre las imágenes. Imágenes que desgraciadamente en los últimos tiempos dejan de ser el punto culmen de ésta celebración sevillana que para la gran totalidad de Sevillanos solo dura una semana, sin embargo para muchos no cesa en todo el año, engrandeciéndose en los días de cuaresma, haciendo comprender a todo el que sea algo cofrade, por qué Sevilla celebra todo esto. Por la Pasión, La Muerte y sobre todo para encontrar la Resurrección de Jesús.
Una infinidad de nuestras cofradías son antiquísimas, algunas rosan los setecientos años.
Entonces yo me pregunto, ¿Si nuestras cofradías tienen tanta antigüedad, es posible que pierdan el protagonismo las imágenes de culto de nuestras hermandades?.
"Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen"

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